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This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.
En un cálido día de primavera de 2019, unos investigadores excavaron en la tierra debajo de las calles de la ciudad de El Cairo. A poco más de un kilómetro de distancia, la Gran Pirámide de Guiza relucía en el horizonte. Unos 4,600 años antes, mientras los obreros construían la Gran Pirámide, el lugar de la excavación actual se encontraba en el arenoso suelo del Puerto de Khufu.
En este antiguo puerto, el más antiguo conocido del mundo, los investigadores afirman haber identificado el primer caso importante de contaminación por metales de origen humano. Aunque la necrópolis de Guiza es famosa por sus pirámides y sus arrugadas momias, un nuevo estudio publicado en Geology ofrece evidencias sin precedentes de un aspecto de la antigua civilización egipcia que en gran medida ha pasado desapercibido: el trabajo metalúrgico persistente durante siglos.
El descubrimiento revela más sobre la vida más allá de las élites faraónicas y principescas del antiguo Egipto, dijeron los investigadores. “Nos gustaría saber más sobre el 95% del pueblo en lugar de la élite”, afirmó Alain Véron, geoquímico de la Universidad Aix-Marseille de Francia. Sus sentimientos hacen eco de los pensamientos de Christophe Morhange, geoarqueólogo de la misma institución, quien subrayó la importancia del registro sedimentario al reconstruir narrativas históricas.
“Los sedimentos son tan importantes como los monumentos”, dijo Morhange, destacando la importancia, a menudo ignorada, del suelo bajo nuestros pies.
Una sorprendente historia de contaminación
Los investigadores utilizaron trazadores geoquímicos para investigar las actividades metalúrgicas alrededor del antiguo Puerto de Khufu. Situado a lo largo de un ramal desaparecido del Nilo, cerca de la meseta de Guiza, el puerto era esencial para el transporte de materiales y era el sitio de una importante industria de fabricación de herramientas de cobre. Estas herramientas, algunas de las cuales los trabajadores alearon con arsénico para aumentar su durabilidad, incluían cuchillas, cinceles y taladros para trabajar materiales como la roca caliza, la madera y los textiles. Los investigadores utilizaron la espectrometría de masas de plasma acoplado inductivamente (ICP-MS, por sus siglas en inglés) para medir los niveles de cobre y arsénico, así como de aluminio, hierro y titanio, con seis edades de carbono-14 para establecer un marco cronológico.
El estudio establece el inicio de la contaminación por metales en torno al año 3265 a.e.c., antes de lo previsto por los investigadores. La contaminación durante este periodo predinástico sugiere que la ocupación humana y la metalurgia en Guiza comenzaron más de 200 años antes de lo documentado previamente.
Aunque los investigadores sólo han encontrado evidencias directas de la civilización predinástica en 13 tumbas al norte de Guiza, Morhange cree que el registro geoarqueológico aporta más pistas. Explicó que, al centrarse tanto en las pirámides y otras tumbas, los investigadores anteriores podrían haber pasado por alto evidencias de la ocupación anterior del lugar.
“Sólo se encuentra lo que se busca”, afirmó.
Los investigadores descubrieron que la contaminación por metales alcanzó su máximo durante la construcción tardía de la pirámide, alrededor del 2500 a.e.c., y persistió hasta el 1000 a.e.c.. aproximadamente. “Encontramos la contaminación regional por metales más antigua jamás registrada en el mundo”, dijo Véron. Los niveles de cobre durante este periodo fueron de 5 a 6 veces superiores a los niveles sin influencia humana”, añadió; lo que indica una importante actividad industrial local.
Andrew Shortland, un científico arqueólogo de la Universidad de Cranfield, Reino Unido, que no participó en el estudio, expresó su preocupación por la línea de tiempo propuesta “No creo que seis edades sean suficientes”, dijo, basado en el número de fechamientos de carbono-14 utilizados.
Sin embargo, Shortland reconoció las conclusiones más generales del estudio sobre la contaminación por metales inducida por el hombre en Guiza.
Adaptándose a las dificultades ambientales
El estudio proporcionó más información sobre cómo los antiguos egipcios se adaptaron a los desafíos medioambientales. A medida que el río Nilo retrocedió y el puerto de Khufu se redujo, la metalurgia continuó. Cuando el Nilo alcanzó su nivel más bajo, alrededor del 2200 a.e.c., un periodo marcado por los disturbios civiles y sombríos rumores de canibalismo, la contaminación por metales seguía siendo alta, lo que sugiere una infraestructura y mano de obra resilientes.
Véron explicó que el retroceso del Nilo ofreció oportunidades a las comunidades locales. Anteriores investigaciones palinológicas, que estudian los granos de polen, han demostrado que la actividad agrícola aumentó cuando el menguante Nilo expuso llanuras aluviales fértiles. Incluso cuando cesó la construcción de pirámides en Guiza, es probable que persistiera la metalurgia para mantener las prósperas actividades pastorales.
Dominik Weiss, geoquímico del Imperial College de Londres, consideró que el estudio estaba “extremadamente bien hecho y cuidadosamente realizado”. Destacando el atractivo de yacimientos de gran visibilidad como la necrópolis de Guiza, celebró el nuevo vínculo entre geoquímica e historia así como la posibilidad de esclarecer más sobre la vida cotidiana de los antiguos egipcios.
“La huella química de la actividad humana permanece, y no puede borrarse”, afirmó Véron.
—Evan Howell, Escritor de ciencia
This translation by Rodrigo Gutiérrez-Navarro was made possible by a partnership with Planeteando and GeoLatinas. Esta traducción fue posible gracias a una asociacióncon Planeteando y GeoLatinas.
Text © 2024. The authors. CC BY-NC-ND 3.0
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